Museum of Fine Arts, Boston, presenta nuevas perspectivas sobre el arte moderno en la seccion del arte de las Americas

"Tocando raíces: Los legados afroancestrales en las Américas" es la nueva exposición temporal en el espacio central

BOSTON (5 de mayo 2022)—Una nueva instalación en el tercer piso de la sección del Arte de las Américas del Museum of Fine Arts, Boston (MFA), presenta arte moderno de Norteamérica y Sudamérica más allá de los límites tradicionales de geografía, tiempo y movimientos artísticos. Las historias que cuentan los artistas: El arte de las américas, siglo XX, cuya inauguración tendrá lugar el 26 de mayo de 2022, se presenta como una antología. Cada sala ofrece una historia breve sobre cada tema, desde las perspectivas de los artistas indígenas del suroeste estadounidense hasta las vibrantes conexiones entre el arte, diseño y jazz a mediados del siglo pasado. Las obras más icónicas de la colección del museo aparecen junto a nuevas adquisiciones y otros objetos presentados por primera vez. Las historias que cuentan los artistas está compuesta por seis galerías que también ofrecen un contexto al espacio central donde habrá una serie de exposiciones temporales en los próximos años. La primera, Tocando raíces: Los legados afroancestrales en las Américas (mayo 2022 – mayo 2023), reúne obras de artistas afrodescendientes en las Américas que enfocaron sus miradas hacia África para encontrar estabilidad, fuerza y orientación. Asimismo, llegaron a comprender mejor sus identidades, estéticas y prácticas artísticas.

Nuestros colaboradores y académicos invitados han sido fundamentales para la planificación de las nuevas exposiciones. Tocando raíces: Los legados afroancestrales en las Américas fue co-organizada con la curadora y escritora Chenoa Baker; Kyrah Malika Daniels, Profesora Auxiliar de Historia del Arte y de Estudios Africanos y de la Diáspora Africana en Boston College; el artista Stephen Hamilton; y Napoleon Jones-Henderson, artista y Director Ejecutivo del Research Institute of African and African Diaspora Arts, Inc. y BENNU ARTS, LLC en Roxbury. La galería titulada El arte y el jazz fue organizada en colaboración con George W. Russell, Jr., Directo de Composición de Armonía y Jazz en Berklee College of Music y Christiana Larracuente, becaria del programa IDEAL del Decorative Arts Trust. Un poquito del suroeste fue desarrollada en colaboración con Tess Lukey (Aquinnah Wampanoag), Shayai Lucero (Acoma Pueblo y Laguna Pueblo), Jennifer Himmelreich (Diné), Debra Yepa-Pappan (Jemez Pueblo y coreana), Elysia Poon, Cody Hartley y Wendy Evans-Joseph.

En consideración de la descendencia cultural de muchos de nuestros visitantes, tanto como la descendencia de algunos de los artistas aquí representados, presentamos los textos introductorios en inglés y español.

Tocando raíces: Los legados afroancestrales en las Américas

“África” es a la vez un marcado punto de origen y una multitud de diferentes conexiones culturales, tanto imaginadas como reales, para muchos artistas afrodescendientes en las Américas. En el siglo XX, algunos artistas decidieron responder al llamado del escritor y filósofo Alain LeRoy Locke a involucrarse en las “artes ancestrales”. Mientras tanto, otros artistas habían participado en las tradiciones artísticas africanas pasadas de generación a generación. Tocando raíces: Los legados afroancestrales en las Américas explora narrativas de las culturas afrodescendientes del mundo atlántico al reunir obras de artistas que han interiorizado y reinterpretado las prácticas artísticas africanas, las tradiciones sagradas y las expresiones culturales. Esta exposición reúne varias obras de la colección del MFA, incluyendo algunas de Loïs Mailou Jones, James Richmond Barthé, Wifredo Lam, Kofi Bailey y Allan Rohan Crite. Aparecen junto a obras prestadas por artistas residentes en Nueva Inglaterra, incluyendo las de Napoleon Jones-Henderson, Ifé Franklin, Bryan McFarlane, Karen Hampton y Stephen Hamilton.

El arte y el jazz

Esta galería explora las intersecciones entre arte y el jazz desde los años 20 hasta los 50 para subrayar la fundamental influencia de la cultura afroamericana en la vida estadounidense. Tiene su origen en Nueva Orleans a fines del siglo XIX, cuando los músicos afrodescendientes integraron ritmos de tambores de estilo africano con estructuras armónicas europeas, himnos de iglesia, cantos de campo y ritmos caribeños. Este sonido nuevo y enérgico, tanto como sus modas de baile, se extendieron rápidamente por todo el país, incluyendo Boston. En esta exposición, fotografías muestran intérpretes y sus espectáculos; los cuadros de Norman Lewis, Beauford Delany, Stuart Davis y Arthur Dove muestran sus intentos de traducir la música a una forma visual; los diseños de Art Smith y Viktor Schreckengost evocan los ritmos y el movimiento del jazz; estilos de moda de la era del jazz también muestran cómo la música se transformó a una cultura. Todo demuestra que, una vez que comenzaron los años 20, el jazz no era simplemente la última novedad en la música popular. Era sinónimo de la modernidad estadounidense. Habrá una audioguía disponible gratis en la aplicación MFA Mobile que incluye comentarios y respuestas musicales de músicos y académicos bostonianos.

Un poquito del suroeste

El suroeste de Estados Unidos es vasto y diverso. La expansión del ferrocarril a fines del siglo XIX y el siguiente crecimiento de empresas de turismo hicieron que muchos visitantes buscaran encuentros con los pueblos y las culturas indígenas del suroeste y que se enamoraran de ellos. En el siglo XX, los artistas no indígenas comenzaron a mudarse a la región. Al hacerlo, se beneficiaron al mismo tiempo que contribuyeron a la romantización del suroeste. En lugar de representar estas ideas, esta galería más bien está enfocada en las obras de artistas indígenas desde el siglo XIX hasta la actualidad. Dibujos imaginativos, acuarelas y pinturas al óleo de Awa Tsireh (San Ildefonso Pueblo) y Fritz Scholder (Luiseño) señalan la importancia del suroeste estadounidense como un centro de aprendizaje y creatividad para los artistas indígenas desde principios del siglo XX. Esto también se vinculaba a la fundación de escuelas de arte enfocadas en los pueblos indígenas. Entre las obras de la exposición están la reluciente cerámica negra de María Montoya Martínez (San Ildefonso Pueblo), los deslumbrantes tejidos de lana, y las joyas de plata y piedra que enfatizan los tiempos inmemoriales tanto como las tradiciones actuales.

La guerra y la espiritualidad a mediados del siglo pasado

Esta galería presenta una variedad de respuestas artísticas a la Segunda Guerra Mundial que se extienden libremente a través de los límites de estilo, sentimientos y nacionalidad. Las obras mostradas aquí no representan necesariamente la guerra sino que fueron realizadas en su sombra. Algunos pintores y escultores escogieron la figuración, utilizando la representación para comunicar ideas sobre la lucha física y la trascendencia del espíritu. Otros recurrieron a la abstracción, abandonando las formas por la energía pura, a la vez destructiva y revitalizante. Estas obras que acompañan Day of Atonement (Día de expiación) (1939) de Karl Knaths, un díptico nuevamente conservado que representa el cielo y el infierno, están unidas por ideas de transformación y renovación, desde la metamorfosis de la carne en los cuadros de Hyman Bloom hasta la reinvención de la pintura que llevó a cabo Jackson Pollock, y desde la transfiguración de un soldado caído que realizó Walker Hancock hasta la brillante conversión de la materia en las obras Norman Lewis.

Naturaleza abstraída

A lo largo del siglo XX, los artistas se inspiraron en los elementos y las fuerzas de la naturaleza para desarrollar un lenguaje de abstracción con formas simplificadas y colores llamativos. En vez de enfocarse en el rápido crecimiento de las ciudades, artistas como Georgia O’Keeffe recurrieron a los ritmos del mundo natural. En diferentes comunidades indígenas, las representaciones abstractas de plantas medicinales, agua, cambios de estación y animales han sido parte del arte, la historia y la religión desde tiempos inmemoriales. En las últimas décadas, artistas indígenas como Norval Morrisseau (Anishinaabe) se han basado en historias sobre el conocimiento ancestral ecológico para crear pinturas al óleo, esculturas y grabados. Está galería presenta obras de artistas con y sin ascendencia indígena que rechazaron cualquier separación entre la abstracción y la representación. Éstos compartieron un interés en las conexiones entre los seres humanos y el medio ambiente. Se inspiraron en la naturaleza como un punto de partida para dar lugar a nuevas formas de arte.

El arte popular se encuentra con el modernismo

En su búsqueda por reinventar su arte, muchos modernistas recurrieron al llamado arte “popular” o “folclórico”, el cual les parecía libre de las restricciones de las tradiciones académicas. Estos artistas admiraban las formas sencillas de la arquitectura rural y elogiaban los colores llamativos, las formas geométricas y las líneas simplificadas en el trabajo de los pintores y artesanos autodidactas. Mientras que algunos caracterizaron el arte popular como una expresión esencial de la región donde se producía, y que se usaba para promover objetivos nacionalistas, otros sintieron que tales obras comunicaban un universal impulso humano por la creatividad. Esta galería yuxtapone lo antiguo con lo nuevo, lo formado con lo no formado, y lo funcional con lo decorativo en un intento de confrontar cómo categorizamos el arte. El tallado directo, el collage y ensamblaje, las siluetas y otras técnicas populares utilizadas por artistas modernistas se presentan al lado de bordillos transformados en figuras humanas, cuadros que rechazan las convenciones de la perspectiva y representación, y superficies con patrones elaborados hechos por artistas que trabajan fuera de los centros de arte tradicionales.

Realidades: El arte figurativo latinoamericano

En varios países, culturas, paisajes e idiomas, los artistas modernos latinoamericanos han experimentado con la pregunta de cómo y por qué representar a las personas. En relación con los movimientos de muralistas y grabadores después de la Revolución Mexicana (1910-1920), muchos artistas exigieron cambios sociales al representar comunidades que durante mucho tiempo habían permanecido invisibles en las bellas artes. Otros rechazaron la idea de que el arte debe servir a la política, e imaginaron cuerpos completamente nuevos, humanos y sobrenaturales, moviéndose a través de espacios de ensueños. En una variedad de estilos y materiales, las obras en esta galería ofrecen distintas visiones de las realidades de la experiencia humana, desde la imaginativa representación de un mundo fantástico en Tailleur pour dames (Sastre para damas) (1957) de Remedios Varo, una nueva adquisición, hasta Portrait of Mr. Couchez (Retrato de Sr. Couchez) (1978), el retrato fotorrealista hecho por Claudio Bravo.

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Sarah Drumm
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